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Praza
da igrexa
En este momento se encuentra en un de los lugares más emblemáticos de la villa. En sus cercanías puede observar una estatua en honor a Hermelinda que era una vecina que, por los años 50, comenzó a trabajar como repartidora de La Voz de Galicia y dedicó alrededor de 20 años la este oficio. Su localización en esta plaza se debe a que acababa su jornada vendiendo algunos de estos ejemplares en la puerta de la Iglesia de San José de Ares.
La edificación de esta iglesia se remonta a los años 1721, por lo que ahora mismo está observando una construcción del siglo XVIII, remodelada en el siglo XX por Julio Galán Carvajal.
Esta edificación religiosa consta de planta rectangular con tres naves y un presbiterio, pero si algo llama la atención es su torre campanario. Esta torre que se observa desde toda la Plaza de la Iglesia es muy sencilla, pero cuenta con un reloj de sol de mármol de gran atractivo y que cuenta con gran aprecio de los habitantes, ya que es un obsequio de Alberto Cintio. El señor Cintio es un sacerdote y profesor de matemáticas italiano que trabó gran amistad con Antonio García, el párroco de Ares y tras su visita quedó prendado de la villa por lo que prometió que enviaría un regalo desde Santa María de Altidona, en el Adriático.
Se puede observar también otro edificio de gran belleza e incalculable valor sentimental: La Alianza Aresana. Son muchas las huellas que algunos antepasados, emigrados a Cuba, dejaron en este pueblo. Muchos aresanos dejaron sus tierras y se fueron de un país que solo ofrecía hambre y pobreza, pero ni estando tan lejos de su lugar natal olvidaban a sus paisanos. De tal manera que en 1904 crean en la Habana la “Alianza Aresana de Instrucción” y comienzan a darle importancia a la instrucción y fomentan la construcción de escuelas y bibliotecas como lo que puede observar en esta plaza y que edificaron afirmando que “tendrá por objeto exclusivo (…) fomentar y propagar la enseñanza gratuita entre las clases pobres y menos acomodadas de la villa de Ares”. En honor a ellos se celebra la fiesta Indiana, porque todo es poco para a quién tanto debemos.